jueves, 7 de mayo de 2015

TÉBAR Y SU PATRIMONIO ESCENOGRÁFICO: LOS CUBOS Y LAS CHOZAS

El municipio de Tébar, a lo largo de su historia ha estado muy relacionado con la actividad agropecuaria, especialmente en su vertiente ganadera, siendo lugar de paso entre dos cañadas reales: la Cañada Real Conquense y la Cañada Real de Andalucía que se encuentran a ambos lados del término, sirviendo así como lugar para desviar el ganado y descansar.  
La presencia de estas importantes vías pecuarias nos ha dejado como herencia por todo el término municipal de Tébar una gran proliferación de construcciones de la arquitectura tradicional realizadas en piedra en seco. Los ejemplos que nos hemos encontrado relacionados con la presencia de estas dos vías pecuarias, en Tébar van desde abrevaderos, tainas, corrales, descansaderos y chozos; estos últimos en una gran cantidad, superando el centenar y ofreciéndonos una amplia tipología de los mismos.
  Se considera chozos a aquellos espacios de habitación permanente o temporal de pastores y también de campesinos que reúnen las condiciones de habitabilidad suficientes para ser utilizados durante un tiempo prolongado. Se han construido con la técnica de la piedra en seco, gracias al empleo de piedras calizas que se recogían en el propio entorno donde se quería construir los chozos.

   En las últimas investigaciones arqueológicas lo largo y ancho de los casi cien kilómetros cuadrados de superficie del término municipal de Tébar; se han llegado  recopilar  hasta 207 estructuras de este tipo construcciones de piedra, dando dan como resultado una  proporción por termino medio de dos chozos  o cubos por  kilómetro cuadrado.
Dentro de esta recopilación existe una clasificación atendiendo al resultado de la combinación de  dos parámetros distintos; según su planta y  según su  sección, aunque no voy a enumerarlas debido a la multitud de tipos, que me ocuparían mucho y lo considero innecesario enrollarme mucho en este punto, ya que estos datos estan sacados del libro de Los Chozos de Pastor, Testigos de un oficio olvidado en el término de Tébar de Isabel Sánchez Duque, José Ramón Ruiz-Checa y Valentina Cristini


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