viernes, 27 de febrero de 2015

EL MURO DE SAN FRANCISCO, ANTIGUA ERMITA DE SAN FRANCISCO




         Se encuentra situado al final de la calle de San Francisco, a extramuros del pueblo, sobre una pequeña elevación del terreno en una de las cumbres del cerro de los Villares (la máxima cota de Tébar)  en el comienzo carretera que conduce a  Atalaya del Cañavate. 

         Este muro  de San Francisco es el único testigo de lo que fue una pequeña ermita dedicada a San Francisco de Asís o quizás a San Antonio de Lisboa (o de Padua como es más conocido). Su construcción se cree que data del siglo XVI. Edificada sobre lo que pudo ser una torre atalaya  que controlaba el paso por la zona de la laguna del Lavajo y desde cuya posición tenía un amplio control sobre un vasto territorio llegando a verse los cerros de la zona de Barchín del Hoyo y la zona de Campillo de Altobuey.


         
           Aunque si bien no se sabe por que fue abandonada en el primer tercio del siglo XX, hasta arruinarse y ser demolida años después quedando como testigo el gran machón circular que hoy se conoce como el Muro de San Francisco y  del que todavía queda en la parte superior, alguna piedra tallada de la cornisa moldurada en estilo renacentista.

lunes, 23 de febrero de 2015

TÉBAR UN PUEBLO QUE OCULTA UN GRAN PATRIMONIO 6

El siglo XIX, continuo siendo similar con algunos altibajos, aunque perdiendo parte de su termino a favor de Cañada Juncosa que se constituyó en municipio en 1835, unificando los cuatro barriadas que lo integraban y que pertenecían a cuatro ayuntamientos diferentes: Tébar, Cañavate, Honrubia y Vara de Rey.
Durante este siglo, nacieron en la villa de Tébar dos personajes muy importantes vinculados a la historia española y a la historia de una de las últimas colonias del antaño poderoso Imperio Hispánico, las Filipinas.
El primero de ellos fue  el celebre poeta y periodista Froilán Carvajal y Rueda (Tébar, Cuenca, 1830 - Ibi, Alicante, 1869) que fue un verdadero hombre de acción, idealista;  fue un gran poeta, aunque, destaco más por su faceta revolucionaria a favor de la causa progresista y republicana.
 Llegando a secundar varias revoluciones, la última de las cuales le costo la vida; pues fue fusilado en la cárcel de Ibi (Alicante) el 8 de octubre de 1869, tras ser apresado por las tropas del general Arrando, el día 1 de dicho mes, por participar en el intento de proclamación de la Republica Federal.
El otro gran tebereño fue Don Isauro Gabaldón (1875 1942), nació en Tébar el  08 de diciembre 1875, curso sus primeros estudios en Tébar, Quintanar del Rey y Villanueva de la Jara;  estudió Derecho en Madrid, poco antes de la perdida de Filipinas, emigró allí, donde se graduó en la Universidad Santo Tomas, Manila, Islas Filipinas, en 1900, ejerció como abogado desde 1903 hasta 1906, fue gobernador de la provincia de Nueva Écija, durante dos periodos: en 1906 y  entre 1912 y 1916,  en cuyo intervalo fue miembro de la cámara de Representantes de Filipinas desde 1907 hasta 1911; luego se convirtió en senador del Senado filipino entre 1916 y 1919; en 1920 fue elegido como Comisionado Residente en los Estados Unidos en 1920, reelegido en 1923 y 1925, cargo que desempeñó desde 04 de marzo 1920, hasta su renuncia efectiva 16 de julio 1928,  tras ser nominado para la elección de la casa de Representantes de Filipinas; murió en Manila, Islas Filipinas, 21 de diciembre 1942; entierro en el Cementerio Norte de Manila.

El siglo XX fue un siglo nefasto, las consecuencias de la Guerra Civil Española fueron terribles, hambre y miseria; si bien, durante la Guerra el pueblo apenas lo noto, aunque se cometieron muchas barbaridades especialmente contra el patrimonio religioso, destruyendo imágenes de un gran valor artístico; sin embargo, la otra cara de la moneda, fue el clero, que fue protegido, incluso  por los propios republicanos de Tébar. Durante los años 50  y 60 el pueblo se recupero bastante aunque las condiciones siguieron siendo precarias, todo ello unido a una mecanización de las tareas agrícolas que se fue generalizando en este siglo, empezó a soltar lastre de trabajadores que sobraban para dichas tareas, lo que obligo a muchas familias a emigrar ante la falta de futuro en un pueblo eminentemente agrícola y ganadero; este éxodo provoco un descenso brutal de la población en apenas  cuarenta años se paso de casi mil seiscientos mil habitantes durante los años cincuenta hasta los trescientos ochenta habitantes de finales de siglo XX y principios de siglo XXI.
Aunque, en la actualidad, el pueblo de Tébar ha evolucionado mucho, sigue acusando la falta de un sector secundario potente que complemente a la principal fuente de recursos de las gentes de Tébar, que no es otro que el sector primario, la agricultura y la ganadería. La ausencia de ese sector secundario o industrial puede ser sustituida por la industria turística e de ahí el principal objetivo de este blog; aunque para ello, no basta solo con la iniciativa de una o unas pocas personas; sino que hace falta la colaboración de todas las personas de Tébar, tanto residentes como de aquellas que por motivos laborales residen en otros lugares, pero que quieren que el pueblo prospere.


jueves, 19 de febrero de 2015

LA ERMITA DE SAN ROQUE



La ermita se encuentra situada junto a un pequeña laguna a unos  cien metros de la Iglesia Parroquial llamado el Lavajo.
Esta ermita ha sufrido numerosos problemas debido a la duración prolongada de sus obras, cuya duración se ha extendido algo más de dos siglos; hasta que finalmente fue acabada antes del verano de 2006, siendo inaugurada ese mismo año el día 10 de septiembre (día de la fiesta de San Roque en Tébar) por el actual Obispo de Cuenca D. José María Yanguas.
Los primeros restos de la ermita, antes de su rehabilitación-reconstrucción definitiva, datan de finales del siglo XVIII, siendo esta una ampliación de otra ermita anterior; aunque no se sabe porqué nunca llegó terminarse, y de la que destaca la portada, con almohadillado y unos relieves del sol y la luna a los lados.
Sobre el dintel, dentro de un nicho, una escultura en piedra de San Roque en estilo tardobarroco (fue robada hace unos años, siendo la actual una copia más o menos fiel de la antigua).




martes, 17 de febrero de 2015

TÉBAR UN PUEBLO QUE OCULTA UN GRAN PATRIMONIO 5

             El siglo XVIII es el que más información nos aporta sobre Tébar, debido al catastro del marqués de Ensenada.

En el se dice que el régimen jurídico de la villa de Tébar es el de villa de Señorío y pertenece a la Excelentísima Señora Marquesa de Villena, a la que se le pagan cada año cuatro mil quinientos reales por las alcabalas. El otro impuesto que paga la villa es el de las tercias Reales, que se comprenden en el Arcedianato de Alarcón de donde van a la Contaduría general del Obispado de Cuenca.

En cuanto a los cargos jerárquicos del ayuntamiento, se compone del alcalde ordinario por el estado noble, el alcalde ordinario por el estado general, el regidor por el estado general, el alguacil mayor, el procurador síndico general   y el escribano del ayuntamiento.

En relación con los censos impuestos sobre propiedades de la villa, y que se impusieron para eximirse de la Jurisdicción de Alarcón, están los siguientes: Cuarenta y cuatro mil reales de principal y de réditos mil trescientos veinte sobre el horno, dehesa que llaman Carrascal, casas de Ayuntamiento y cárcel a favor del Marques de Villora, Don Antonio de Zúñiga. Y es con este marqués y con otros miembros de su familia con el que la villa de Tébar está muy hipotecada y con graves problemas para poder pagar los intereses que generaba la deuda.

Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
de la Catedral de Cuenca. 
Otro Censo es de Dos mil ducados de principal y de réditos anuales seiscientos sesenta reales sobre la dehesa que llaman de Risca a favor de la Capilla de Nuestra Señora del Sagrario de la Catedral de Cuenca. Este censo es debido al dinero que se comprometió a pagar la villa de Tébar al Señorío de Villena, para poder independizarse de la villa de Alarcón en 1635. El dinero fue prestado por la capilla del Sagrario de la Catedral de Cuenca, cuya edificación terminó en 1649. Todavía, más de cien años después, la villa de Tébar no había podido redimir ese censo. 

Todo ello unido a los pagos a la corona, hacían insostenible la precaria economía local, porque la mayor parte de la riqueza que se producía iba destinada a pagar los censos e impuestos, y para colmo parte de los propietarios no pagan al exentos

            En dicho censo también se dice que la villa tiene una población de trescientos y dos vecinos con inclusión de viudas y pobres de solemnidad, y menores contribuyentes, lo que equivale a 1208 habitantes. A ello hay que sumar el barrio de Cañada Juncosa con veinticuatro vecinos, en los que se incluyen también las viudas y menores contribuyentes, que equivale a 96 habitantes. Sumando la población de Tébar y su barrio de Cañada Juncosa, nos hace un total de trescientos veintiséis vecinos, que equivalen a 1.304 habitantes, que a mediados del siglo XVIII es un número grande si lo comparamos con los pueblos de su entorno.

            El sector agrícola es junto con el ganadero uno de los más desarrollados en las respuestas del catastro, algo lógico si tenemos en cuenta que eran los sectores productivos más importantes en Tébar en el siglo XVIII, tal como lo habían sido en los siglos anteriores y lo continuaron siendo en los siguientes.  

En la agricultura, se distingue entre terreno de regadío y de secano. Aunque del primero se dice que sólo hay en el término una huerta que se riega con una noria, en la que se producen todos los años hortalizas.

Las tierras de secano se labran y algunas producen todos los años cebada para verde y otras trigo, cebada, centeno, avena, que según sean de primera, segunda o tercera calidad, producen con el descanso de un año intermedio, de tres o de siete años. También hay tierras plantadas de olivas, viñas, membrillares y de azafrán.

En relación con la caballería, los vecinos de Tébar y su barrio de Cañada Juncosa cuentan con cuarenta y dos mulos y machos de labor, tres cerriles pollinos para la labor, cinco pollinos para el servicio de sus casas, ciento ochenta y siete, cerriles cuarenta y siete, vacas de labor cuarenta y ocho, añojos treinta, cerdos de cebo setenta y siete, yegua para el contrario una.

La economía ganadera es junto con la agricultura, el sector más importante en la economía tebereña en el siglo XVIII.

 La ganadería se desarrolla en las tierras que no se labran, llamadas dehesas donde se dan los pastos, como la dehesa de La Ensancha, que sirve para los ganados del Abasto y se cede al Abastecedor para el surtimiento de carnes, y la dehesa de Risca, donde crece mata parda, pinos, romeros, sabinas, enebros y tomillos, que se arrienda para pastos a la Comunidad

         La industria fue un sector poco desarrollado en Tébar a lo largo de los siglos, enfocado a mediados del siglo XVIII fundamentalmente al artesanado.

jueves, 12 de febrero de 2015

EL CERRO Y LA ERMITA DE SANTA QUITERIA



El Cerro de Santa Quiteria, llamado así por que en su cima se encuentra la ermita de Santa Quiteria, la patrona de Tébar; se encuentra situado en las proximidades de la carretera local CUV-8307 desde la que puede verse en todo su esplendor; esta algo retirado de los otros dos a aproximadamente un kilómetro y medio del primero de los otros.
 El Cerro posee una serie de particularidades que lo hacen único: tiene una forma cónico-ovalada, es rico en flora especialmente en plantas aromáticas,  aunque la vegetación arbórea escasea; además es él más elevado de los tres con 898 metros sobre el nivel del mar por lo que permite controlar desde su cima un amplio territorio y es muy fácil el acceso a su cima, debido a que existe un camino que lo va bordeando hasta la cumbre.
 El cerro de Santa Quiteria, ya desde época prehistórica  viene siendo un lugar de culto religioso. Durante la Edad del Hierro era un santuario ibérico (se ha encontrado varias figuras de barro como un rostro humano y dos caballos, entregados como exvotos por los fieles, actualmente en el Museo Arqueológico de Cuenca), pasando después en época romana a ser un templo dedicado a Diana; y ya en época medieval, tras la caída de Alarcón, se convirtió en una ermita consagrada a Santa Quiteria. 


La ermita de Santa Quiteria se encuentra en la cima del Cerro de Santa Quiteria, a unos dos kilómetros y medio del pueblo, junto a la carretera que nos conduce hacía Tébar desde el cruce de Sisante. Es una construcción reciente ocupando el solar de otra anterior, fue inaugurada solemnemente  el 19 de mayo de 1994 por el entonces obispo de la diócesis de Cuenca D. José Guerra Campos.

 
ANTIGUA ERMITA
 


martes, 3 de febrero de 2015

LA GRAN DESCONOCIDA, LA IGLESIA PARROQUIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN 2



                 La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, es sin duda, el monumento más magnánimo de la villa de Tébar por su monumentalidad y belleza, es la joya de la corona del patrimonio monumental de esta localidad de Tébar; de hecho esta belleza y monumentalidad fue reconocida por el entonces Ministerio de Cultura el día el 25 de enero de 1983 como Monumento Nacional, lo que actualmente se conoce como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.

               La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es un edificio monumental,  de estilo gótico-renacentista, aunque si bien la iglesia tiene orígenes románicos, de hecho se conserva parte de lo que fue el muro occidental con su correspondiente espadaña, en la actualidad convertidas en ventanales de la nueva iglesia. 
             La primitiva iglesia en el ultimo cuarto del siglo XV se quedo pequeña, debido a que en aquella época Tébar se convirtió en un núcleo de población inmortante dentro del territorio de Alarcón;
y se decidió construir otra más grande; cuyas obras se iniciaron a finales del siglo XV, desde el presbiterio hasta los pies, finalizándose las obras en el último tercio del siglo XVI.


interior de la iglesia, zona del coro